El avión nos llevó al otro aeropuerto de Oslo y a través del rápido tren que lo une con la ciudad, llegamos en un momento. Allí tuvimos que coger otro hotel diferente al que estuvimos. El Anker hotel parecía una residencia de estudiantes no muy lejos del centro.
A través de la calle Karl Johans gate, fuimos a visitar la catedral, el parlamento, el palacio real y la galería nacional donde se pueden admirar grandes obras de la pintura europea de todos los tiempos incluido uno de los gritos de Munch. Obras de Picasso, Goya, el Greco, Monet, Renoir, Modigliani, Rodin o más obras del propio Munch pueden admirarse entre otros conocidos artistas en esta galería.
La tarde solo nos dio para ir de shopping para gastar las últimas coronas en los típicos souvenirs y alguna otra cosa.
La cena la hicimos en kaffistova, un lugar altamente recomendable con un rico menú de comida local a buen precio.
Al día siguiente tomaríamos un avión que nos llevaría hacia España.
¡ Qué cortas se hacen las vacaciones!