Al día siguiente teníamos contratados desde España un pequeño paseo en barco por el fiordo de Lysefjord. Lo que el día anterior no pudimos ver desde arriba, lo vimos desde abajo. El día esta vez acompañó y disfrutamos de un bonito paseo con música de Grieg, visita a la catarata de Hengjanefossen y vista del púlpito desde otra perspectiva. Un bonito paseo de 3 horas especialmente relajante. Sin duda, se hace especialmente difícil percibir las dimensiones de los objetos que aparecen. Los árboles son un buen punto de referencia para apreciar el tamaño del fiordo y las montañas que los guardan. Estos aparecen como pequeños arbustos.
De vuelta, fuimos al museo del petróleo. Stavanger es el centro de este negocio y desde una posición neutral los noruegos muestran los pros y los contras de esta industria. Podrás entrar en batiscafos, ver equipos reales ya obsoletos y observar maquetas de gran tamaño de plataformas marinas. Los más pequeños disponen de actividades para su entretenimiento. A través de una película se cuenta como el petróleo sacó a Noruega del subdesarrollo y convertirla en uno de los países con mayor calidad de vida del globo.
Al terminar la visita y antes de volver al apartamento, visitamos algunas zonas de la ciudad incluido el barrio de Gamle Stavanger. Un típico barrio de casas de madera de color blanco de lo más pintoresco.