Hraunfossar
Como lo prometido es deuda y con los niños mucho más, al día siguiente si fuimos a la piscina termal de Borgarnes, una gozada.
El día estaba muy bueno y nos fuimos a las cascadas de Hraunfossar , estas salen de debajo de una capa de lava y se precipitan sobre la corriente de un río, es una rareza que no hay que perderse. Es un espectáculo que atrae a gran número de turistas.
El agua baja en un estrechamiento que hay más arriba con gran fuerza, dando volteretas y retorciéndose a gran velocidad en la catarata de Barcelona o Barnafoss.
Por el camino puede visitarse las cascadas de Tröllfossar, estas no son nada espectaculares pero si tienes paciencia podrás ver los salmones en verano subir por sus aguas. En la misma zona hay un paisaje temático sobre los Trölls y un camping, vale la pena darse un paseo y ver la grandeza de la cordillera que se asoma a Borgarnes desde esta perpectiva, es muy todo muy bonito.
Sin más, ya cansados del viaje nos fuimos a Reykjavic a descansar.