La próxima revolución será la de los científicos, no me refiero a una revolución al estilo del siglo XVII, no no, me refiero a una auténtica revolución. Atención:
Una vez destronada la antigua nobleza, las élites que lo eran por tradición y por religión, dieron paso a los nuevos dueños del mundo, la burguesía.
¿Quienes son la burguesía?
En los inicios, la burguesía estaba conformada por pequeños artesanos y comerciantes. Con el paso del tiempo y con el desarrollo del sistema capitalista, esta pequeña burguesía ha ido concentrando cada vez más y más riqueza, conformándose ahora en megaconglomerados en forma de fondos de inversión y grandes empresas transnacionales. Pero el principal negocio que tienen y que les da un poder absoluto es el control del sistema monetario que a su vez, subyuga a naciones, empresas y ciudadanos. Esto último, con la ayuda de un sistema político corrupto, que pastorea a las masas a través de democracias simuladas, las cuales entretienen al populacho con vanos debates de derecha-izquierda y otras dicotomías que solo operan a nivel mental.
Únicamente tiene como enemigos a otros como ellos en otras partes del mundo. Pero incluso esto, posiblemente, ha llegado a su fin, y ahora disponen de poder absoluto.
Algún día, si quisieran cambiar el sistema económico y social por otro de corte tecnológico, querrán reducir nuestro número. Esta gente parece estar carente de humanidad. Nos controlarán demográficamente como si fuéramos lemmings.
Al igual que la antigua nobleza, la nueva burguesía tienen un punto débil, la necesidad de otra clases sociales. No hay un rico sin un pobre, no hay un señor sin un esclavo. Los segundos dan sentido a la existencia de los primeros. Entre estas clases sociales, destaca una serie competidora de los nuevos burgueses y se puede decir, que son los actuales segundones, como hace unos siglos eran precisamente ellos los que lo fueron. Ahora son los científicos.
Los científicos harán posible que la élite viva en ciudades inexpugnables donde la masa sucia no pueda entrar o lo contrario, ciudades inexpugnables donde el ciudadano no pueda escapar. Véase tantas y tantas películas donde los individuos viven en ciudades inteligentes, llenas dispositivos de control para que no salgan.
En este sistema, la corrupción del espíritu humano está servida. El control absoluto los volverán déspotas, se divertirán a nuestra costa porque no sabrán como pasar su mísera existencia.
Los técnicos tendrán el control de todo el sistema que mantiene a la élite en el poder y podría ocurrir que algún día, algún científico carismático dirá basta. No querrá dar más su apoyo a la locura burguesa e iniciará una revolución que los destronará. La fuerza carismática, según Weber, es la única que puede acabar con el mundo en el cual vivimos. La realidad que ha sido puesta delante nuestra.